Suelen contener flúor como monofluorfosfato de sodio (Na2PO3F), arcilla, un poco de cuarzo, fluoruro de sodio (NaF) y el mineral más importante, calcita.
El flúor de la pasta de dientes -se incluye como fluoruro sódico, fluoruro estannoso o fluorofosfato sódico- ayuda a re mineralizar el esmalte, formando fluoroapatita y cerrando los huecos abiertos por las bacterias.
Una pequeña porción de flúor es buena para prevenir la caries, pero una cantidad excesiva de flúor puede producir fluorosis dental (debilidad y manchado de los dientes), por lo que es indispensable enjuagarse bien la boca tras cepillarse los dientes con pastas dentales que contengan fluor. En Europa, la concentración máxima permitida de flúor es de 1500 ppm (0,15 %). Aquellos dentífricos con más de 1000 ppm de flúor, han de ser de uso exclusivo para adultos o bien incluir una advertencia de seguridad en su etiquetado.
El flúor es mucho más tóxico en los niños. Por ese motivo las pastas dentales para niños tienen una tercera parte del flúor que podemos encontrar en la de los adultos. Un exceso de flúor en los niños puede provocar alteraciones nerviosas, falta de atención y la ya mencionada fluoración dental. Es sumamente importante utilizar pastas dentales especiales para niños y aclarar bien la boca de los mismos tras un cepillado con pasta dental que contenga fluor.
La pasta de dientes está compuesta por los siguientes ingredientes de limpieza (representados en porcentajes aproximados:
• Agua y humectantes: 75 %
• Abrasivos: 20 % (rocas/sal/arenas)
• Espuma y agentes de sabor: 2 %
• Amortiguadores del pH: 2 %
• Colorantes y agentes que opacan y aglutinan: 1,5 %
• Fluoruro: 0,15 %.
El cuidado de la dentadura es una constante en la historia. Los antiguos egipcios y los persas limpiaban y blanqueaban con tinturas y pinceles su dentadura, asi que el origen de la pasta de dientes se remonta a muchisimos siglos, claro, que ahora químicos y diferentes sustancias se utilizan.
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